lunes, 15 de septiembre de 2008

Desarrollan en Brasil un software para tetrapléjicos

Sentada frente a una computadora, Socorro escribe, envía correos y navega por Internet casi como cualquier otra persona, pero con la diferencia de que no tiene brazos, y a sus 43 años entra al mundo de la informática gracias al "ratón ocular", un software desarrollado en Brasil.

El sistema, que cuesta unos 100 dólares (70 euros), podría abrir un nuevo camino en Brasil a unos cuatro millones de personas tetrapléjicas, que sufren de distrofia muscular y otras enfermedades degenerativas, víctimas de accidentes cerebro-vasculares, o a quienes, como Socorro, nacieron sin brazos o los perdieron en accidentes.

Desarrollado por el ingeniero Manuel Cardoso, de la Universidad Federal de Manaos (norte de Brasil), e investigadores de la Fundación Paulo Feitoza, el sistema fue presentado en la Feria Internacional de la Amazonia, inaugurada esta semana, como muestra de la capacidad de la ciencia y tecnología brasileñas, en un campo dominado por multinacionales extranjeras.

Se compone de cinco sensores que se colocan en la frente y en las sienes. Los sensores captan los movimientos del globo ocular y los transmiten al ordenador a través de un pequeño módem. El "enter" es ordenado a través de un parpadeo. Un pestañeo equivale al clic de un ratón manual y es como una pequeña puerta que permite al usuario comunicarse con el resto del mundo a través de Internet, o simplemente escribir un texto.

En el mostrador de la fundación, una asistente coloca alrededor de los ojos de María del Socorro Pinheiro unos cables como los usados en electrocardiogramas. Ella escribe laboriosamente, recorriendo letra por letra para formar cada palabra, que aparece también en una gran pantalla. Los electrodos leen las señales eléctricas enviadas por los músculos que rodean los ojos en movimiento, para hacer deslizar el cursor por un teclado virtual en la pantalla de la computadora, explica Accir de Soares, gerente de negocios de la Fundación Paulo Feitoza.

Otro usuario notable del software es el joven Marcio, de 22 años, víctima de una distrofia muscular degenerativa y condenado a una silla de ruedas, presente en la feria sólo a través de un vídeo. Marcio era especialista en desarrollo de programas de ordenador antes de perder gradualmente la energía de sus músculos. "Ahora sólo trabaja usando el ratón ocular", explica Soares al mencionarlo como ejemplo de un sistema que puede servir para ayudar a las personas que necesitan tener acceso a un ordenador. "No existe en el mundo nada similar a esta forma de interacción, sólo a través del ojo", afirma.

La fundación está haciendo gestiones a través del Gobierno para que el producto sea distribuido gratuitamente en el mercado brasileño por medio del Sistema Único de Salud (SUS). Sus creadores afirman que ya está completo y listo para que comience su producción en serie. Pero la comercialización de este sistema, que tardó seis años en ser desarrollado, está estancada desde hace uno. Depende de un permiso de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa), pues la legislación brasileña no lo ve como software, sino como un aparato destinado a la salud.

El proyecto tuvo un coste de unos seis millones de reales (cerca de 2,4 millones de euros) y fue financiado por varias empresas del Distrito Industrial de Manaos.

La Fundación desarrolla otros proyectos similares incluyendo un sistema de Rastreo de Objetos para Control de Cursos (ROCC), que derivó del propio "ratón ocular" y que permite usar un ordenador sólo con movimientos de la cabeza del usuario para controlar el cursor, y la boca para hacer clic. El sistema se basa en una simple cámara web, pero usa técnicas de procesamiento digital de imágenes

Otro proyecto en marcha de la Fundación es un sistema que usa una especie de guante que identifica el lenguaje de señales, destinado a usuarios con dificultades verbales y de audición. Un desafío a largo plazo es terminar de desarrollar un teléfono móvil para uso de sordomudos, explicó Rogerio Caetano, coordinador de desarrollo de la Fundación Feitoza.

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